miércoles, 21 de enero de 2009

El Brindis: Sin intensidad para brindar.


Las películas chilenas siempre tienen algún defecto. No hay caso. O es una cosa o es la otra. Los amantes del cine, todavía esperamos una película chilena completa, capaz de ganar un oscar indiscutiblemente. Sin embargo, todos son sólo amagos sin esperanza.
Cuando comencé a ver El Brindis, me maravillé con su dirección de arte. Es esquisita y de gran nivel, lo que sumado a la pulcritud de su fotografía hace que la película se muestre limpia y suave. No obstante, esa simpleza se exageró en el argumento, el cual se vio superado por los personajes. Demasiada sencillez aburre y hace parecer que la cinta no va hacia ninguna parte, porque sus personajes se ven sin profundidad. Por ejemplo, David (Pancho Melo) es un rabino que no se sabe qué le molesta, qué quiere o cómo terminará. Emilia (Ana Serradilla) por otra parte, acarrea un pasado que se desconoce, pero que se intenta recalcar, como cuando uno insiste en acordarse de algo y no sabe de qué. El único personaje sólido es Isidoro (Pedro Soriano), pues en cierto modo sabemos qué arruinó su pasado y vemos cómo quiere terminar su vida.
En resumen, la película trata de una hija (Emilia) que viaja desde México para reencontrase con su padre (Isidoro) un judío que vive sus últimos años de vida y quiere reponer sus errores del pasado. En ese tanto Emilia conoce al consejero de su padre (David), un rabino de una comunidad judía en Valparaíso. ¿Qué más? Eso nomás.
En todo caso, la cinta es ideal para pasar un frío invierno en compañía de un ser querido. Es linda para eso... funciona bien para la gente simple, sin dramas y que no se aburre con nada.


Título: El Brindis
País: Chile
Productor Ejecutivo: Grabiel Agosín
Director: Shai Agosín
Guión: Roberto Brodsky.
Reparto: Pedro Soriano, Ana Serradilla, Pancho Melo.