Pocas películas nos muestran una dualidad tan bien trabajada e imperceptiblemente sublime. Es que quizás como seres humanos estamos tan poco acostumbrados a ver en la esencia de un principio la magia que nos entrega otro. De esta manera, August Rush es sutil en sus aspectos relevantes y se afana por destacar la importancia del amor el compararlo con la teoría de la música. Con paso lento, poco a poco se va hilvanando un concepto que sólo aquellas almas sensibles son capaces de detectar: el amor verdadero. Ese que viene de lo más profundo del ser y permanece traspasando incluso el tiempo. De ahí que la frase final, que cierra esta cinta ("La música está en todas partes, sólo hay que saber escucharla"), se convierte en la metáfora perfecta para enseñar que amar limpiamente es posible para toda persona y que sólo depende de cada uno.
No obstante, la mencionada magia sólo logra sobresalir por su propio peso, por lo que el concepto en sí significa, pues, a ratos, la estructura de la película resulta menos emotiva y, por lo tanto, para este caso, menos efectiva cinematográficamente hablando. Además, se puede agregar que muchos conceptos son dados por sentados y su idea no se muestra tan clara, por lo que en instantes parecen un tanto inverosímiles. Sin embargo, la película se las arregla para hacernos llegar hasta el final y contemplar cómo otra vez el amor sin egoísmos y apartado de toda pasión vana siempre sobrevive.
August Rush relata la historia de Evan Taylor (Freddie Highmore) un niño prodigio de la música que espera a sus padres a los que no conoce y a quienes cree escuchar a través de la música que existe en los elementos y las cosas cotidianas. Cansado de esperar, decide ir a buscarlos. Por su parte, sus padres (Keri Russell y Jonathan Rhys Meyers), quienes lo conciben luego de una sola noche de amor fugaz, desconocen su existencia. Sin embargo, será la música, impregnada en los sentimientos, la que los guiará a un posible encuentro.
No obstante, la mencionada magia sólo logra sobresalir por su propio peso, por lo que el concepto en sí significa, pues, a ratos, la estructura de la película resulta menos emotiva y, por lo tanto, para este caso, menos efectiva cinematográficamente hablando. Además, se puede agregar que muchos conceptos son dados por sentados y su idea no se muestra tan clara, por lo que en instantes parecen un tanto inverosímiles. Sin embargo, la película se las arregla para hacernos llegar hasta el final y contemplar cómo otra vez el amor sin egoísmos y apartado de toda pasión vana siempre sobrevive.
August Rush relata la historia de Evan Taylor (Freddie Highmore) un niño prodigio de la música que espera a sus padres a los que no conoce y a quienes cree escuchar a través de la música que existe en los elementos y las cosas cotidianas. Cansado de esperar, decide ir a buscarlos. Por su parte, sus padres (Keri Russell y Jonathan Rhys Meyers), quienes lo conciben luego de una sola noche de amor fugaz, desconocen su existencia. Sin embargo, será la música, impregnada en los sentimientos, la que los guiará a un posible encuentro.
Título Original: August Rush
Título en Español: Mi Nombre es August Rush
País: Estados Unidos
Director: Kirsten Sheridan
Guión: Nick Castle y James V. Hart
Reparto: Freddie Highmore, Keri Russell, Jonathan Rhys Meyer, Terrence Howard y Robin Williams.
Año: 2007